lunes, 30 de septiembre de 2013

Capítulo noveno.

René se despertó solo. Sus sábanas, dibujaban un laberinto de pequeños pliegues sobre su cama. Su pelo estaba desordenado y mechones castaños le caían rozando sus ojos pardos, que aún estaban dormidos.
Él acarició suavemente su pecho, como si notara que le faltara algo y respiraba costosamente.
Silence... fue lo único que dijo en un susurro.

***

– ¡¿HAS DORMIDO CON ÉL?! –gritó Francine en la habitación de ambas.
–Shhhh! Quieres hacer el favor de no gritar. Vas a hacer que se enteren todos, si es que no lo saben ya... Silence aún no se había puesto el uniforme blanco y Fran estaba trenzando su pelo, ya vestida.
–Son las seis de la mañana –contestó su amiga–, dudo mucho que alguien esté enterado de tu pequeña aventura de anoche.
Silence le echó una mirada que bien podría matar a un regimiento. Francine solo podía soltar pequeñas risitas mientras sus pálidos y delgados dedos entrelazaban los mechones rubios de su pelo.
–Tenemos que ceñirnos al plan, y lo sabes. –dijo por fin Silence.
– ¿Plan? ¿Qué plan? –preguntó la chica, mientras ponía una cara difícil de explicar. Hasta que abrió los ojos y hizo castañear su lengua. – ¡Oh! Desde luego, el plan de salvar al mundo y todo eso. Por cierto ¿Cómo lo llevas? –indicó cruzando sus piernas.
–No es un tema gracioso Frankie. Ellos confían en mí... no puedo fallarles.
–Y... ¿tú confías en ellos? Vamos Lens, mira en lo que te han metido. No tienes por qué hacer todo esto. Eres una bruja, en cualquier momento podrías desaparecer, borrarte del mapa y estar tranquila, con tu madre. Las palabras de Francine eran sinceras. ¿Confiaba Silence en aquellas personas? ¿En Angelia? Una mujer que se preocupaba tanto por ella sin conocerla ¿En el Liceo... o René? Un remolino de ideas se mezcló en la mente de la joven.
–Confío en mí, en ti y en nuestras capacidades, y si cualquiera de ellas puede ayudarnos incluso las de René, da por hecho que continuaré con el plan. –dijo finalmente Silence.
Unos toques en la puerta callaron la conversación de las chicas. La puerta se abrió y Angelina apareció con su traje azul de época como ayer. Su pelo esta vez estaba recogido en un perfecto moño trenzado y apuntillado por delicadas horquillas.
–¡Silence! –gritó la mujer–, sigues sin estar vestida, vamos a llegar tarde otra vez. ¡Vamos!
A toda prisa, la joven se puso el uniforme blanco, abotonando perfectamente cada manga y la zona del cuello. Esta vez, dejó su pelo suelto.

***

Angelina y Carter, el tutor de René, los habían dejado solos en la habitación, al parecer una llamada importante. La habitación estaba llena de frascos rellenos de viscosa gelatina verde, azul, escarlata o morado, manteniendo vete a saber qué cosas ahí dentro. Silence estaba leyendo uno de los libros que Angelina le había puesto sobre su mesa de pino blanco y tallada a mano con relieves de una escena floral en sus cuatro patas. El libro era, el Libro de las Pielazul (Sí, solo para las mujeres Pielazul), pues ellas eran más poderosas que los brujos de su raza al tener sangre más pura.
–¿Quieres dejar de respirarme sobre la oreja? –dijo malhumorada la chica–, es molesto y realmente aterrador. Pereces un acosador del siglo XV, persiguiendo a sus víctimas por callejuelas sin salida y degollándolas finalmente.
–¿Qué clase de películas has visto? –Dijo René incorporándose y sentándose en la silla de al lado de la muchacha– creo que eres tú la acosadora. ¿Qué pasó anoche?
Esas palabras hicieron sobre saltar a la chica, que cerró de golpe el libro y lo miró.
–¿Qué pasó anoche de qué? –dijo haciéndose la loca Silence.
–Cuando me he despertado esta mañana, no estabas. –René sabía que aquello podía ser mal interpretado, pero realmente así lo pensó y esta vez, fue él el que se sonrojó.
Silence lo miraba con los ojos abiertos, y vio al chico ruborizarse.

–Y-yo, no quería decir eso, humm –tartamudeó tanto que Silence no pudo evitar reír. Haciendo enfadar a René que giró su cara. Silence no supo cómo, pero cariñosamente se la giro con un dedo, puso su mano sobre la de él y le miró.




2 comentarios:

  1. MUERO DE AMOOOOOOOR. Me encanta como lo cuentas y como lo describes todo. René es... es es es perfectooo. Son tan monooos. Me tienes enganchadita <3

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  2. Ay no sé porqué ahora me siento tan mal... jajajaj ya verás ya! Muchas gracias!! <3

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